FABULA DEL ANGEL Y EL DUENDE
Había una vez un ángel triste
sentado al borde del abismo
con el corazón roto entre sus manos
una tormenta de fuego y de granizo
le chamuscó las alas
le quemó la sonrisa
le congeló los sueños
Un día
se animó a salir de su hueco solitario
y pidió ayuda
con aullido de pájaro
pidió ayuda
un duende que pasaba por allí
lo escuchó
no pudo verlo
pero acudió a su auxilio entre la bruma
- Aquí estoy, ángel, no tengas miedo -
Le susurró al oído dulcemente
sentado al borde del abismo
con el corazón roto entre sus manos
una tormenta de fuego y de granizo
le chamuscó las alas
le quemó la sonrisa
le congeló los sueños
Un día
se animó a salir de su hueco solitario
y pidió ayuda
con aullido de pájaro
pidió ayuda
un duende que pasaba por allí
lo escuchó
no pudo verlo
pero acudió a su auxilio entre la bruma
- Aquí estoy, ángel, no tengas miedo -
Le susurró al oído dulcemente
El ángel pudo oírlo
su corazón de pronto saltó a su pecho
y comenzó a latir
muy lentamente
el duende lo cobijó entre sus brazos transparentes
le acarició las alas
le pintó una sonrisa
y le regaló desde el fondo de su magia
el más bello sueño recibido
Tomados de la mano y sin tocarse
se atrevieron a subir al arco iris
danzaron como niños
lloraron como hermanos
se amaron como amantes
no pudiendo más sostenerse entre la bruma
el duende se hizo hombre
y el ángel se hizo hembra
entonces
el humo se hizo piel
la piel se hizo caricias
y pudieron besarse una luna entera
Hasta que llegó el momento de partir
cada uno recogió su equipaje transparente
y volvió a su nube
el ángel recuperó el cielo y las estrellas
y el duende por ahí anda
probablemente
socorriendo a otros ángeles perdidos
1 comentario:
Hermoso, sencillamente hermoso!
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